Se ha vuelto cotidiano el tema de los niños y niñas con problemas de conducta, depresión, rendimiento escolar bajo, etc;, en gran parte se debe a la ausencia de los padres en el hogar, por separaciones, exceso de trabajo o viajes al exterior en busca de mayores ingresos. Cabe preguntarse qué pueden hacer los docentes para ayudar a estos niños y jóvenes con estos problemas.
Los niños necesitan orientación, así como las personas que asumieron las responsabilidades de los padres –los tutores– que se ven, en ocasiones, desesperados porque no saben cómo manejar la situación y se sienten abrumados por verlos sufrir, y lo peor, en la mayoría de los casos no se puede hacer nada.
Este problema es mundial. Es el momento de aunar esfuerzos y buscar estrategias paliativas; de no hacerlo, nuestros niños y jóvenes serán personas con numerosos problemas emocionales, y tarde o temprano, esto tendrá sus repercusiones en nuestra sociedad.